sitios turísticos de tópaga
iglesia de topaga
El mismísimo Diablo
comparte el templo parroquial de Tópaga con Jesucristo, la Virgen y los santos
Aunque suene
extraño, en lo más alto del arco toral de la iglesia se encuentra la imagen del
Demonio, con cuernos, barba y echando fuego por la boca.
Al lado y lado de la figura de Satanás, en los extremos del arco
toral, hay dos ángeles con el dedo índice derecho sobre sus labios, en
solicitud de silencio.
Los habitantes de Tópaga cuentan que tanto la imagen del Diablo como la de los
ángeles fueron puestas por los padres jesuitas que construyeron el templo, en
1632, con el propósito de que los indígenas entendieran el concepto del bien y
del mal.
Las tres figuras están elaboradas en madera con hojilla de oro y a pesar de
tener 376 años de antigüedad se conservan en buen estado.
Neyiht Lohana Gaitán Rincón, una niña de 9 años que les cuenta a los turistas
la historia del templo, manifiesta que el Diablo lo pusieron en la iglesia para
asustar a los indígenas y para diferenciar el bien del mal.
"El Diablo fue colocado ahí porque los españoles en esa época trajeron
varios dioses, como el del mal y el del bien. El del mal, el Diablo, era para
asustarlos, y el del bien, Dios, era para robarlos.
Lo que hicieron los jesuitas, antes de que los españoles robaran a los
aborígenes, fue aprenderse el lenguaje de los indígenas y así pudieron
evangelizarlos", afirma Jessica Tatiana Gaitán Rincón, otra de las niñas
que guía a los turistas en su recorrido por la iglesia de Tópaga.
Esta figura del Demonio se hizo popular en Colombia porque era la imagen de
presentación de la serie de televisión 'Los pecados de Inés de Hinojosa'.
Tópaga, un municipio minero con cerca de 4.000 habitantes, fue fundado en 1555
por el corregidor Álvaro de Leyva. Su patrono es San Judas Tadeo.
"El templo, tipo gótico isabelino, fue declarado monumento nacional por la
Ley 42 de 1965", explica el párroco de Tópaga, sacerdote Marco Antonio
Cucaita, en su obra 'El libro de oro de San Judas Tadeo'.
Pero el diablo no es el atractivo principal de esta iglesia, pues allí hay
cuadros de arte religioso elaborados por el pintor colombiano Gregorio Vásquez
de Arce y Ceballos (1638-1711) y por el artista español Tomás Roldán, entre
otros
TÓPAGA SIGUE
EXTRAÑANDO LOS CUADROS DE SU TEMPLO
Aunque han
pasado tres meses desde que se presentó el robo, la población de Tópaga no se
resigna a la pérdida de los once cuadros que fueron hurtados en la madrugada
del 20 de diciembre, entre ellos una obra anterior a 1633 del pintor español
Tomás Roldán.
Aunque han pasado tres meses desde que se
presentó el robo, la población de Tópaga no se resigna a la pérdida de los once
cuadros que fueron hurtados en la madrugada del 20 de diciembre, entre ellos
una obra anterior a 1633 del pintor español Tomás Roldán.
Según la sacristana del templo de Tópaga, María
Elsa Salamanca, los ladrones de los once cuadros entraron a la iglesia por la
puerta que la comunica con la casa cural.
"Ese día se olvidó echarle candado a la
puerta que hay entre la iglesia y la casa cural y los ladrones, que se metieron
por el solar de la casa, aprovecharon para robarse los cuadros", afirmó
María Elsa, quien lleva 40 años como sacristana de Tópaga.
Pedro
María Adame, un habitante de Tópaga, manifestó que lo que se dijo después del
robo fue que el padre Neftalí Pérez, párroco de esa iglesia en el momento del robo, había dado la orden de que dejaran
abierta la puerta que comunica al templo con la casa cural porque que él se iba
a levantar temprano a colocar villancicos.
El padre Neftalí Pérez fue trasladado en
febrero pasado a Los Pinos, Socotá, y en su reemplazo llegó a Tópaga el
sacerdote Fabián Silva, quien señaló que espera que Monumentos Nacionales
colabore con la seguridad del templo para evitar que éste tenga que permanecer
cerrado para proteger el patrimonio que allí se encuentra.
Lo cierto es que después de tres meses de haber
ocurrido el robo no hay pistas sobre los autores, aunque la gente de Tópaga
dice que "quienes cometieron este sacrilegio tenían que conocer la iglesia
o ser guiados por alguien que sabía por donde eran las entradas".
Pérdida lamentable.
A los topaguenses no les importa el costo
económico de las pinturas robadas, que según el padre Fabián Silva, párroco de
ese municipio, es invaluable, sino el valor sentimental que para ellos
representa, pues varios de los cuadros habían permanecido en el templo desde el
siglo XVI.
"Para nosotros es una frustración terrible
porque muy pocas iglesias en el país aún poseen sus riquezas culturales. Estas
pinturas son de un valor incalculable, no solo en lo económico sino en lo
cultural y lo patrimonial", comentó el secretario de Gobierno de Tópaga,
Arnaldo Rincón Pérez.
Lina Fabiola Cruz Pérez, una de las niñas que
se desempeña como guía turística de Tópaga, dijo que el robo de los cuadros le
dio muy duro a toda la población porque la iglesia es lo más bonito que tiene
el pueblo.
Las pinturas robadas en el templo de San Judas
Tadeo son: un retablo pintura de San Antonio, de Tomás Roldán; un cuadro de la
Virgen Peregrina; un cuadro de la Virgen Dolorosa y ocho cuadros de los
milagros de San Judas Tadeo.
Pero estas pinturas son solo parte de la
riqueza que posee la iglesia de Tópaga, en donde todavía quedan cuadros de
mucho valor, como son las obras de los pintores Gregorio Vásquez de Arce y
Ceballos y Tomás Roldán.
Estos cuadros y las tallas en madera
policromada con laminilla de oro que adornan la iglesia, en estilo barroco,
llevaron a que el templo de Tópaga fuera declarado monumento nacional mediante
la Ley 42 de 1965.
Por eso el alcalde y el párroco de Tópaga le
han solicitado a la Dirección de Patrimonios Nacionales la donación e
instalación de una alarma potente y la asignación de mínimo dos celadores para
custodiar el templo.
También le pidieron a la Dirección de
Patrimonios enviar personal experto en el archivo documental para que haga la
evaluación respectiva y a la vez actualice la riqueza cultural de este
monumento nacional.
En este lugar se encontraban los ocho cuadros
de los milagros de San Judas Tadeo que fueron robados el 20 de diciembre del
año pasado. El padre Fabián Silva colocó otras pinturas en su lugar para cubrir
el espacio vacío.
María Elsa Salamanca lleva 40 años trabajando
como sacristana del templo de Tópaga. Su esposo también fue sacristán.
El templo de Tópaga fue declarado monumento
nacional mediante la Ley 42 de 1965. Resaltan sus tallas en madera en estilo
barroco
COOPERATIVA TALLAS EN CARBÓN
PARQUE TOPAGA
No hay comentarios:
Publicar un comentario