lunes, 10 de septiembre de 2012

sitios turisticos de topaga



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iglesia de topaga



El mismísimo Diablo comparte el templo parroquial de Tópaga con Jesucristo, la Virgen y los santos


Aunque suene extraño, en lo más alto del arco toral de la iglesia se encuentra la imagen del Demonio, con cuernos, barba y echando fuego por la boca.

Al lado y lado de la figura de Satanás, en los extremos del arco toral, hay dos ángeles con el dedo índice derecho sobre sus labios, en solicitud de silencio.

Los habitantes de Tópaga cuentan que tanto la imagen del Diablo como la de los ángeles fueron puestas por los padres jesuitas que construyeron el templo, en 1632, con el propósito de que los indígenas entendieran el concepto del bien y del mal.
Las tres figuras están elaboradas en madera con hojilla de oro y a pesar de tener 376 años de antigüedad se conservan en buen estado.
Neyiht Lohana Gaitán Rincón, una niña de 9 años que les cuenta a los turistas la historia del templo, manifiesta que el Diablo lo pusieron en la iglesia para asustar a los indígenas y para diferenciar el bien del mal.
"El Diablo fue colocado ahí porque los españoles en esa época trajeron varios dioses, como el del mal y el del bien. El del mal, el Diablo, era para asustarlos, y el del bien, Dios, era  para robarlos. 

Lo que hicieron los jesuitas, antes de que los españoles robaran a los aborígenes, fue aprenderse el lenguaje de los indígenas y así pudieron evangelizarlos", afirma Jessica Tatiana Gaitán Rincón, otra de las niñas que guía a los turistas en su recorrido por la iglesia de Tópaga.
Esta figura del Demonio se hizo popular en Colombia porque era la imagen de presentación de la serie de televisión 'Los pecados de Inés de Hinojosa'.
Tópaga, un municipio minero con cerca de 4.000 habitantes, fue fundado en 1555 por el corregidor Álvaro de Leyva. Su patrono es San Judas Tadeo.
"El templo, tipo gótico isabelino, fue declarado monumento nacional por la Ley 42 de 1965", explica el párroco de Tópaga, sacerdote Marco Antonio Cucaita, en su obra 'El libro de oro de San Judas Tadeo'.
Pero el diablo no es el atractivo principal de esta iglesia, pues allí hay cuadros de arte religioso elaborados por el pintor colombiano Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (1638-1711) y por el artista español Tomás Roldán, entre otros

TÓPAGA SIGUE EXTRAÑANDO LOS CUADROS DE SU TEMPLO

Aunque han pasado tres meses desde que se presentó el robo, la población de Tópaga no se resigna a la pérdida de los once cuadros que fueron hurtados en la madrugada del 20 de diciembre, entre ellos una obra anterior a 1633 del pintor español Tomás Roldán.


Aunque han pasado tres meses desde que se presentó el robo, la población de Tópaga no se resigna a la pérdida de los once cuadros que fueron hurtados en la madrugada del 20 de diciembre, entre ellos una obra anterior a 1633 del pintor español Tomás Roldán.
Según la sacristana del templo de Tópaga, María Elsa Salamanca, los ladrones de los once cuadros entraron a la iglesia por la puerta que la comunica con la casa cural.
"Ese día se olvidó echarle candado a la puerta que hay entre la iglesia y la casa cural y los ladrones, que se metieron por el solar de la casa, aprovecharon para robarse los cuadros", afirmó María Elsa, quien lleva 40 años como sacristana de Tópaga.
Pedro María Adame, un habitante de Tópaga, manifestó que lo que se dijo después del robo fue que el padre Neftalí Pérez, párroco de esa iglesia en el momento del robo, había dado la orden de que dejaran abierta la puerta que comunica al templo con la casa cural porque que él se iba a levantar temprano a colocar villancicos.
El padre Neftalí Pérez fue trasladado en febrero pasado a Los Pinos, Socotá, y en su reemplazo llegó a Tópaga el sacerdote Fabián Silva, quien señaló que espera que Monumentos Nacionales colabore con la seguridad del templo para evitar que éste tenga que permanecer cerrado para proteger el patrimonio que allí se encuentra.
Lo cierto es que después de tres meses de haber ocurrido el robo no hay pistas sobre los autores, aunque la gente de Tópaga dice que "quienes cometieron este sacrilegio tenían que conocer la iglesia o ser guiados por alguien que sabía por donde eran las entradas".
Pérdida lamentable.
A los topaguenses no les importa el costo económico de las pinturas robadas, que según el padre Fabián Silva, párroco de ese municipio, es invaluable, sino el valor sentimental que para ellos representa, pues varios de los cuadros habían permanecido en el templo desde el siglo XVI.
"Para nosotros es una frustración terrible porque muy pocas iglesias en el país aún poseen sus riquezas culturales. Estas pinturas son de un valor incalculable, no solo en lo económico sino en lo cultural y lo patrimonial", comentó el secretario de Gobierno de Tópaga, Arnaldo Rincón Pérez.
Lina Fabiola Cruz Pérez, una de las niñas que se desempeña como guía turística de Tópaga, dijo que el robo de los cuadros le dio muy duro a toda la población porque la iglesia es lo más bonito que tiene el pueblo.
Las pinturas robadas en el templo de San Judas Tadeo son: un retablo pintura de San Antonio, de Tomás Roldán; un cuadro de la Virgen Peregrina; un cuadro de la Virgen Dolorosa y ocho cuadros de los milagros de San Judas Tadeo.
Pero estas pinturas son solo parte de la riqueza que posee la iglesia de Tópaga, en donde todavía quedan cuadros de mucho valor, como son las obras de los pintores Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos y Tomás Roldán.
Estos cuadros y las tallas en madera policromada con laminilla de oro que adornan la iglesia, en estilo barroco, llevaron a que el templo de Tópaga fuera declarado monumento nacional mediante la Ley 42 de 1965.
Por eso el alcalde y el párroco de Tópaga le han solicitado a la Dirección de Patrimonios Nacionales la donación e instalación de una alarma potente y la asignación de mínimo dos celadores para custodiar el templo.
También le pidieron a la Dirección de Patrimonios enviar personal experto en el archivo documental para que haga la evaluación respectiva y a la vez actualice la riqueza cultural de este monumento nacional.
En este lugar se encontraban los ocho cuadros de los milagros de San Judas Tadeo que fueron robados el 20 de diciembre del año pasado. El padre Fabián Silva colocó otras pinturas en su lugar para cubrir el espacio vacío.
María Elsa Salamanca lleva 40 años trabajando como sacristana del templo de Tópaga. Su esposo también fue sacristán.
El templo de Tópaga fue declarado monumento nacional mediante la Ley 42 de 1965. Resaltan sus tallas en madera en estilo barroco

COOPERATIVA TALLAS EN CARBÓN





PARQUE TOPAGA





















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